Mucho se ha hablado sobre Google Penguin y los efectos que ha venido causando en las webs. Por esta razón, es necesario disponer de una estrategia para poder hacer frente a sus exigencias y a los problemas derivados de no cumplirlas. Saber cómo funciona Google es una obligación para todos los webmasters y consultores de marketing online.

La razón es obvia: si no cumplimos con lo que dice Google, nos veremos relegados en su ranking, y sabido es que en España más del 95% de las búsquedas en Internet a través de buscadores se realiza con Google.

Pero no solo eso, si incumplimos con alguna de sus exigencias podemos vernos no solo relegados, sino «penalizados» y hasta borrados del mapa.

 

Google actúa como un legislador dentro de la red

La posición dominante, que funciona como un auténtico monopolio, hace que Google y no los parlamentos elegidos democráticamente o las dictaduras no elegidas dicten las leyes sobre cómo han de ser las páginas que quieren aparecer en la tabla de resultados del buscador californiano.

Ello nos lleva a que, mientras Google exige que no se legisle sobre la materia, ellos legislen sobre todas las materias referentes a su buscador y sacan un beneficio económico a través de Google Adwords. En todos los sitios… menos en algunos, como China, donde Google ha accedido a que sea el gobierno comunista el que «oriente» algunas búsquedas.

Google, en general y en los países occidentales democráticos es el que nos indica si se pueden o no comprar enlaces, si se pueden o no tener links recíprocos, si se puede o no tener muchos o pocos links con un determinado anchor text. Si cumples tienes opciones, si no cumples, directamente te penalizan o eliminan como si de un tribunal de justicia se tratase.

¿Quién tiene el poder para decidir lo que es justo o no, los ciudadanos o los directivos de Google? La respuesta es clara, lo decide Google Penguin. Y es aquí donde hemos de elegir entre libre competencia sin reglas y que las empresas marquen las reglas o que exista un regulador que ponga coto a la regulación empresarial.

 

 

La justicia o injusticia de Google

Google no solo es juez y parte sino que, además, no existe posibilidad de defensa ni existe algo obvio hasta en las peores dictaduras: saber de qué se te acusa. No hay posibilidad alguna de posicionarse en Internet si no es a través de Google.

Google decide que te va a acusar, decide la pena, te la impone y tú ni siquiera sabes qué has podido o no incumplir, ya que de la lista de exigencias (ellos lo llaman recomendaciones) ni siquiera existe una identificación de cuál de ellas y por qué no se cumple según ellos.

Unido a ello, Google te acusa de acciones de terceros, como de recibir enlaces de otras páginas que a Google no le gusta, y te hace responsable de que esos terceros a los que no conoces ni tienes relación alguna con ellos eliminen enlaces hacia tu página si quieres que esta tenga un mínimo de posibilidades de ser indexada en sus resultados.

Todas estas acciones provocarían sin duda el aislamiento internacional de cualquier país que tratara así a sus ciudadanos y para evitar estos abusos se creó, precisamente, una ley antimonopolio en muchísimos territorios. ¿Es hora de empezar a aplicarla a Google? Aquí es donde entra la ética de cada uno y la legislación general de cada país.

 

La imposibilidad de ejercer derechos esenciales reconocidos hasta en las peores dictaduras

En los países tradicionalmente democráticos ciertos derechos del consumidor se ven siempre respetados, evitando en mayor o menor medida abusos bancarios, fraudes en viajes o discriminación en restaurantes.

Con Google eso no vale, no hay derechos, no se respetan y aquellos a los que Google penaliza o condena a muerte virtual no tienen capacidad de defensa o de un juicio justo. ¿Es hora de una intervención por parte de los estados para evitar estas posiciones de abuso de monopolio?

La solución está en manos de los legisladores, la necesidad de presión en manos de los usuarios de Internet. ¿Libertad de acción empresarial o exigencia de garantías para el usuario? La ética e ideología de cada uno tienen un peso en esta decisión.

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